¿Son? No… no son. Pará, esa es medio parecida a… bah, tiene el pelo embadurnado, no se entiende mucho el peinado. ¿Y si fueran? ¿Mirá si son?

¿Mirá si son las Leonas las que se están duchando en una ducha chiquitita, todas juntitas, con una cámara de foto que no se arruina con el agua, poniéndose en pose, sacando traste y sonriendo; pensando en las tantas otras veces donde quizás se bañaron juntas, antes, durante o después de un partido, pero sin tener una cámara sumergible a mano?

Pero claro que no son, ¡papanatas! Más que obvio que no son.

Sin embargo, el periodismo mediocre se ocupó durante toda la mañana de hoy de este diminuto tema. Es que claro, es de una relevancia ineludible saber si el mail en cadena que debe haber recibido un productor con amigos toquetes era verdad. Todos interesados por desentrañar el parecido de al menos una de las Leonas en esa ducha casi ilegal.

Por mi parte, y me imagino que muchos también comparten mi situación, recibo infinidad de correos electrónicos en cadena con “información” que me gustaría que el periodismo “investigue”.

Tal es el caso de la famosa «carta del padre de Isidro». Aquí hago un alto para hacer la siguiente salvedad: el dolor de la familia no es objeto de debate. La sola mención del caso con un motivo que no sea condolerse me da vergüenza propia y ajena.

Sin embargo la derecha, no contenta con haber visto el momento en el que Blumberg, ese invento post tragedia, caducó, tomó prestado el caso Píparo para una instigación a pedidos de derecha. Claro que en el caso Blumberg era el mismo padre de la víctima quien se ofreció como títere, quizás para devolverle un propósito a su vida luego de la pérdida (quiero creer que no fue sólo por plata). En el segundo caso no pudieron más que un mail ficticio, que nadie comentó en ninguno de los 5 blogs que postearon su contenido. Y ni hablar del apagón de quince minutos, en el que a los sumo se pestañeó; pero porque no había más remedio…

Para cerrar lo que digo es: ¿hay lugar en los medios para analizar la veracidad de un mail donde un equipo de hockey femenino podría o no estar en bolas, pero no para, al menos en una columna de opinión, cuestionar la funcionalidad de un mail como el de esta carta?

Apaguen las luces si quieren, pero antes, por favor, ¡rompan la cadena!

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